Es una de esas eternas preguntas que la gente se formula. ¿Por qué hay gente que tienen esa “suerte” de lograr muchas cosas de las que se proponen?. Decía Daniel Goleman al escribir su libro Inteligencia emocional, que esas personas que han triunfado en la vida tienen como principal característica no ser ni el más guapo, ni el más rico, ni el más listo… por decir algo, sino que lo que les une en común es tener ese don de relacionarse con todo tipo de personas. ¿Pero cómo se hace eso? Habrían muchos factores que explicarían ese éxito personal, y sería dificultoso encontrar uno en concreto, pero yo apuesto por una solución algo más profunda, y en este caso nos metemos otra vez en ese mundo desconocido de las emociones. Si por un lado, siempre hablamos que lo ideal en esta vida sería aprender a gestionarse las emociones, el punto máximo de maestro Jedi es el de reconocer las emociones de las otras personas cuando te relacionas con ellos. Si reconoces la emoción y sabes lo que necesita esa emoción sin duda sabes interactuar con la otra persona y tienes mucho ganado. Todos conocemos a personas (no muchas) que tienen ese don. Muchos lo tienen “innato” y otros, lo ideal sería que se pusieran manos a la obra porque todo depende del entrenamiento que le pongas. Sin duda, sería conveniente tener ese Jedi interior para dirigir a personas, para vender más, para meterse en “política” o simplemente para ligar. Comparto un extracto de un artículo de Francisco Alcaide publicado en su web, titulado 10 rasgos que definen a las personas que consiguen resultados y donde habla de esas » cosas» que tienen y que les caracteriza a la gente exitosa y que giran todas con esa buena gestión de las emociones.
«1. Son personas que tienen claro lo que quieren.
La principal causa por la que la gente no consigue lo que quiere es que no sabe lo que quiere. Muchas personas funcionan por inercia, dejándose llevar, en piloto automático; y como decía Séneca: “No hay buen viento para quien no sabe a dónde va”. Cuanto más concretas, detalladas y específicas son nuestras metas, más fáciles de conseguir, porque entonces se pueden alinear todos los recursos, concentrar todas las energías y diseñar todas la acciones hacia ese fin. De otro modo, cuando las metas son difusas, uno anda pegando tiros por aquí y allá y las fuerzas andan demasiado dispersas.
2. Son personas de acción
Si decides hacer algo y no actúas en realidad no has decidido nada. La acción es la verdadera medida de la inteligencia. Son personas que no esperan a que se den las circunstancias perfectas, a contar con todos los medios a su alcance, o a ver todo el camino por delante. Son personas que se ponen en movimiento y sobre la marcha van descubriendo las soluciones. Cuando uno se pone a caminar está provocando que ocurran cosas. Lo peor es el inmovilismo, quedarse quieto, parado a que venga la inspiración divina o aparezcan las circunstancias idóneas. Nunca ocurre y encima el tiempo pasa. Y el tiempo es la variable más importante con la que contamos las personas, porque el tiempo es el que es y se agota; no se puede recuperar, reciclar y nada. Cada hora que pasa y no se aprovecha, se pierde. Por eso Karen Lamb decía: “Dentro de un año te arrepentirás de no haber empezado hoy”. El secreto de avanzar es siempre comenzar.
3. Son personas disciplinadas
La disciplina es hacer lo que se tiene que hacer aunque no apetezca. Lo difícil no es saber lo que hay que hacer, es hacerlo. Si uno quiere adelgazar se va a un especialista en nutrición, le dice la dieta que tiene que seguir, pero luego la gente se la salta. Si uno quiere tener un cuerpo diez, se va a un especialista en preparación física, y le dice los ejercicios a realizar, pero luego la gente deja de ir al gimnasio. La Pereza es el mayor enemigo de la disciplina. Mucha gente no consigue resultados porque prefiere hacer lo cómodo a lo necesario. Lo decía Víctor Hugo: “A nadie le faltan fuerzas, lo que a muchos les falta es voluntad”. Para conseguir resultados extraordinarios no hay que hacer cosas extraordinarias, pero sí ciertas cosas repetidas a lo largo del tiempo.
4. Son personas que no pierden el foco.
Son personas que han decidido dedicarse intensamente a algo. La dispersión es uno de los grandes enemigos en la consecución de objetivos. Steve Jobs decía en una ocasión: «Cuando te dedicas a construir algo tan grande como Apple tienes que dejar de vivir otras vidas que podrías estar viviendo». Vivir es elegir y elegir es descartar. Son gente que sabe decir no a muchas cosas, y no se centran en lo que pierden con las alternativas descartadas sino que se centran en lo que ganan con la elegida.
5. Son personas que tienen paciencia.
Casi todo lo bueno de la vida se cuece a fuego lento. Tarda tiempo en llegar. No se siembra hoy y se recoge mañana. Para mí la Paciencia es, quizás, la virtud más difícil de encontrar en el Desarrollo Personal, porque hablar de Paciencia es hablar de futuro; y el futuro no nos lo puede garantizar nadie. Por eso hablar de Paciencia es hablar de FE, y qué significa FE, confiar en lo que no se ve; que si uno trabaja y tiene capacidad de esperar, los resultados llegan, pero nadie nos lo puede garantizar. El problema de la mayoría de la gente es que al no ver resultados desiste. No existen metas no realistas, sólo tiempos no realistas. Todo es posible si uno se da el tiempo suficiente. El problema es que las personas no buscamos “soluciones” sino “milagros”: sea bilingüe en diez días, aprende a negociar con nuestro curso on line o sea líder con nuestro programa de fin de semana… Y no funciona así la cosa.
6. Son personas que ponen la responsabilidad en ellos mismos.
La autorresponsabilidad es el primer requisito del autoliderazgo. Son gente que no espera a que nadie les resuelva la vida, porque saben que si se hace, puede pasar el tiempo y seguir igual. No se centran en el qué va a pasar sino que ponen el foco el qué voy a hacer. Sí, es cierto, hay injusticias, trabas burocráticas y muchos obstáculos… pero no dedican un minuto a quejarse y lamentarse sino que ponen su atención en cómo bordearlos. Quejarse puede hacernos sentir mejor, pero no soluciona nada.
7. Son personas que tienen una fuerte determinación.
Y Determinación significa decidir por adelantado que pase lo que pase uno va a seguir adelante. A pesar de los obstáculos, de las injusticias, de las críticas, de los fracasos… no se para. Will Smith, el actor de Hollywood, para explicar lo que era su compromiso y determinación con el trabajo, ponía el siguiente ejemplo: «Aquí hay dos máquinas de correr de gimnasio, yo me voy a subir en una y tú en otra, y sólo pueden ocurrir dos cosas: o tú te bajas antes o yo muero en la cinta». Eso es determinación, algo por lo que uno está dispuesto a apostarlo todo. En la vida no hay que preguntar a la gente qué quiere conseguir sino qué está dispuesta a perder, porque eso indica el grado de compromiso que tiene con la causa, con sus metas.
8. Son personas mentalmente sanas.
Son gente que tiene diálogos internos constructivos. No se flagelan. El mayor enemigo: los pensamientos negativos, esos monstruos mentales que nos torturan, nos sabotean, nos arrinconan y nos hacen sentir pequeños: no soy bueno, no soy capaz, no me lo merezco, no va a salir bien… La mente es el arma más poderosa con la que contamos las personas, pero la mente o la controlas tú a ella o te controla ella a ti. Cambiar la forma de pensar, cambia la forma de actuar.
9. Son personas que se mueven en entornos adecuados.
Hay entornos tóxicos y entornos estimulantes; entornos que sacan lo mejor de uno y entornos que reprimen el potencial que hay dentro de cada personas; entornos con gente que te carga de energía y entornos con gente que te chupa energía; entornos que potencian la confianza y entornos que alimentan el miedo. Los límites no están en las personas, están en los entornos. ¿Y qué son entornos? La tierra en la que se cultiva: si la semilla es buena pero el terreno no es fértil no saldrá nada. Por el contrario, si a una persona se la pone en buena tierra y se la riega, crece sin parar; porque estamos hecho para eso para crecer, mejorar, evolucionar.
10. Son personas que tienen una actitud de mejora continua.
Nuestra vida es un reflejo de nuestro desarrollo personal por eso no hay mejor inversión que la que se hace en uno mismo. La gente que no se desarrolla se deprecia porque se desprecia. Son gente que siempre piensan cómo mejorar; no dejan de leer, estudiar, acudir a conferencias y seminarios, relacionarse con gente. Y en este tema del desarrollo personal hay una cuestión que conviene destacar. Hay gente que dice: “Es que yo soy así”. Tu siempre puedes cambiar y tú siempre mejorar porque tú siempre puedes aprender. El activo económico más valioso que tiene una persona es su capacidad de aprender.»
Comparto un vídeo que podría servir de ejemplo y que tiene que ver con eso de tener éxito aprovechando las oportunidades y no dejar perder el tren que pasa…