Keep calm y reflexiona un ratito

carlesmarcos Artículos, Cuentos y fábulas Hacer un comentario

¡¡¡Venga, venga que se acaba el mundo!!! Hacemos cosas sin pararnos a pensar en cómo las hacemos. En la sociedad de las prisas no cabe la reflexión de que un parón puede ser muy eficaz. Llegamos al fin del día muy cansados y si hiciéramos un balance de nuestras actividades nos daríamos cuenta de que apenas hicimos nada de lo que teníamos que hacer, y eso como no podía ser menos provoca eso que le llaman estrés, pero claro, es “normal”…le ocurre a todo el mundo por lo que para que quejarse, la vida es así o yo soy así y no voy a cambiar. En el camino parece que no hay respiro, y estamos y preferimos pensar en el destino final, sin darle un poco a la “olla” de que a lo mejor existen otros caminos mejores y más agradables de vivir en esa búsqueda de la meta que uno quiere. No nos reunimos lo suficiente con uno mismo, y preferimos vivir a base de impulsos corriendo de un lado a otro. Hablaba Stephen Covey en ese buen libro que escribió Los siete hábitos de la gente altamente efectiva de afilar la sierra y al final se trata de eso, de keep calm y reflexionar un ratito. Os dejo con un cuento que explica cosas interesantes…

“Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en un aserradero. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; por lo tanto, el leñador se decidió practicar toda su experiencia.

El primer día al presentarse al capataz, éste le dio una sierra y le designó una zona de trabajo. El hombre entusiasmado salió al bosque y en un solo día cortó dieciocho árboles.
-Te felicito, le dijo el capataz; sigue así.

Animado por las palabras del capataz, decidió mejorar su propia marca, de tal modo que esa noche se fue a descansar bien temprano.

Por la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más que quince árboles.

Triste por el poco rendimiento, pensó que tal vez debería descansar más tiempo así que esa noche decidió acostarse con la puesta del sol. Al amanecer se levantó decidido a superar su marca de 18 árboles. Sin embargo, ese día sólo cortó diez.

Al día siguiente fueron siete, luego cinco, hasta que al fin de esa primera semana de trabajo sólo cortó dos. No podía entender qué le sucedía ya que físicamente se encontraba perfectamente, como el primer día.

Cansado y por respeto a quienes le habían ofrecido el trabajo, decidió presentar su renuncia, por lo que se dirigió al capataz al que le dijo:

-Señor, no sé qué me pasa, ni tampoco entiendo por qué he dejado de rendir en mi trabajo.

El capataz, un hombre muy sabio, le preguntó:

-¿Cuándo afilaste tu sierra la última vez?

-¿Afilar? Jamás lo he hecho, no tenía tiempo de afilar mi sierra, no podía perder tiempo en eso, estaba muy ocupado cortando árboles.”

Os dejo con un vídeo de una «peli» ya nombrada en este blog, y en este caso con los mejores momentos que te hacen reflexionar…

 

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