Y ya para finalizar la temporada y antes de empezar unas vacaciones con el blog hasta septiembre, continúo con el último post veraniego en la búsqueda del relax y de la reflexión sobre la felicidad. Y es que os imagináis que hoy mismo acudís a una «felicidadenera» (¡Vaya palabra me he inventado!) y según como estéis de felicidad, pedís “lleno, por favor…de felicidad” porque estáis en un momento muy bajo o simplemente “medio depósito” porque consideráis que tenéis energía pero os falta algo para ver las cosas del color que os gusta. Oh! ¿Qué os parece? Sería la leche, pero no, me da a mí, que aún no lo han inventado. Y es que esa felicidad como decía en posts anteriores, viene de dentro, de quien soy y no de lo que tengo o hago. Ahí, creo que está el gran error. La felicidad es una cuestión actitudinal que te dice donde prefieres poner la carne en el asador en tu día a día.
Tal Ben-Shahar, profesor y psicólogo en la universidad de Harvard y escritor israelí especializado en las áreas de la psicología positiva y liderazgo da con muchas claves sobre el tema de la felicidad. Plantea algo tan simple como el tener esa actitud de centrarse en lo que nos funciona bien y no en eso que muchas veces centramos nuestra atención que es aquello que nos funciona mal, buscando y rebuscando soluciones. Decía «El blanco de la psicología positiva es que sea un catalizador para reparar las cosas de la vida, pero que también para construir una mejor calidad de vida. La psicología positiva no dice: ‘vamos a ignorar los problemas’, sino que no ignoremos lo que está funcionando, en otras palabras lo que dice es que hay que ver la realidad, y parte de la realidad son las cosas que no funcionan y las cosas que sí lo hacen». «Cuando aprecias lo bueno en tu vida, lo bueno te da más valor; aprecias tu pareja, tu relación, tus hijos, aprecias tu fortaleza, todas las cosas buenas en tu vida, esas cosas buenas te crean un valor. Cuando no se aprecia lo bueno, lo bueno pierde valor, y tienes menos de ello, también en las organizaciones pasa esto».
Comparto un artículo publicado en la sección de Buena vida del diario El País, y escrito por Patricia Peyró y titulado Seis claves para ser feliz, según la Universidad de Harvard.
«Cada vez parece más claro que la nueva fiebre del oro no tiene que ver con hacerse millonario ni con encontrar la fuente de la eterna juventud. El tesoro más codiciado de nuestros tiempos es atesorar felicidad, un concepto abstracto, subjetivo y difícil de definir, pero que está en boca de todos. Incluso es materia de estudio en la prestigiosa Universidad de Harvard.
Durante varios años, algunos de los estudiantes de Psicología de esta universidad americana han sido un poco más felices, no solo por estudiar en una de las mejores facultades del mundo, sino porque, de hecho, han aprendido a través de una asignatura. Su profesor, el doctor israelí Tal Ben-Shahar, es experto en Psicología Positiva, una de las corrientes más extendidas y aceptadas en todo el mundo y que él mismo define como “la ciencia de la felicidad”. De hecho, sostiene que la alegría se puede aprender, del mismo modo que uno se instruye para esquiar o a jugar al golf: con técnica y práctica.
Con su superventas Being Happy y sus clases magistrales, los principios extraídos de los estudios de Tal Ben Shahar han dado la vuelta al mundo bajo el lema de “no tienes que ser perfecto para llevar una vida más rica y más feliz”. El secreto parece estar en aceptar la vida tal y como es, lo cual, según sus palabras, “te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas”.
Aunque por su clase de Psicología del Liderazgo (Psychology on Leadership) han pasado más de 1.400 alumnos, aun así cabría hacerse la siguiente pregunta: ¿Alguna vez se tiene suficiente felicidad? «Es precisamente la expectativa de ser perfectamente felices lo que nos hace serlo menos”, explica.
Estos son sus seis consejos principales para sentirse afortunado y contento:
1. Perdone sus fracasos. Es más: ¡celébrelos! “Al igual que es inútil quejarse del efecto de la gravedad sobre la Tierra, es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida, y son tan naturales como la alegría, la felicidad y el bienestar. Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría”, añade el experto. Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad. Ya en el año 1992, Mauger y sus colaboradores estudiaron los efectos del perdón, encontrando que los bajos niveles de este hacia uno mismo se relacionaban con la presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.
2. No dé lo bueno por hecho: agradézcalo. Cosas grandes y pequeñas. «Esa manía que tenemos de pensar que las cosas vienen dadas y siempre estarán ahí tiene poco de realista».
3. Haga deporte. Para que funcione no es necesario machacarse en el gimnasio o correr 10 kilómetros diarios. Basta con practicar un ejercicio suave como caminar a paso rápido durante 30 minutos al día para que el cerebro secrete endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir drogados de felicidad, porque en realidad son unos opiáceos naturales que produce nuestro propio cerebro, que mitigan el dolor y causan placer, según detalla el entrenador de easyrunning y experto corredor Luis Javier González.
4. Simplifique, en el ocio y el trabajo. “Identifiquemos qué es lo verdaderamente importante, y concentrémonos en ello”, propone Tal Ben-Shahar. Ya se sabe que “quien mucho abarca, poco aprieta”, y por ello lo mejor es centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez. Y no se refiere solo al trabajo, sino también al área personal y al tiempo de ocio: “Mejor apagar el teléfono y desconectar del trabajo esas dos o tres horas que se pasa con la familia”.
5. Aprenda a meditar. Este sencillo hábito combate el estrés. Miriam Subirana, doctora por la Universidad de Barcelona, escritora y profesora de meditación ymindfulness, asegura que “a largo plazo, la práctica continuada de ejercicios de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida, superar las crisis con mayor fortaleza interior y ser más nosotros mismos bajo cualquier circunstancia”. El profesor de Harvard añade que es también un momento idóneo para manejar nuestros pensamientos hacia el lado positivo, aunque no hay consenso en que el optimismo llegue a garantizar el éxito, sí le aportará un grato momento de paz.
6. Practique una nueva habilidad: la resiliencia. La felicidad depende de nuestro estado mental, no de la cuenta corriente. Concretamente, “nuestro nivel de dicha lo determinará aquello en lo que nos fijemos y en las atribuciones del éxito o el fracaso”. Esto se conoce como locus de control o ‘lugar en el que situamos la responsabilidad de los hechos’, un término descubierto y definido por el psicólogo Julian Rotter a mediados del siglo XX y muy investigado en torno al carácter de las personas: los pacientes depresivos atribuyen los fracasos a sí mismos, y el éxito, a situaciones externas a su persona; mientras que la gente positiva tiende a colgarse las medallas, y los problemas, “casi mejor que se los quede otro”. Sin embargo, así perdemos la percepción del fracaso como ‘oportunidad’, que tiene mucho que ver con la resiliencia, un concepto que se ha hecho muy popular con la crisis, y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. «En las personas, la resiliencia trata de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas, condiciones de vida difíciles, o situaciones potencialmente traumáticas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos”, afirma el médico psiquiatra Roberto Pereira, director de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar.
Os dejo con un vídeo de una conferencia muy pero que muy interesante del protagonista de la entrada de esta semana, el psicólogo Tal Ben Shahar donde habla sobre ese positivismo necesario…