En muchas de las formaciones que realizo y que tienen que ver con la gestión de equipos, la primera pregunta que les formulo para empezar es simplemente si consideran si son un equipo. Normalmente y así a bote pronto, todos pronuncian un sí rotundo, no sé si por miedo a decir que no, o simplemente porque lo consideran así. Nada más lejos de la realidad en algunos casos. En muchas ocasiones basta con estar cinco minutos en un departamento para darse cuenta que esos que dicen ser equipo no llegan ni a banda. En tiempos de crisis, no nos podemos permitir luchar por una serie de objetivos sin tener en cuenta que de poco servirá esos objetivos brillantes que se han planteado, sino tenemos ese equipo sólido de personas que reman todos juntos hacia la meta anhelada. Tengo claro que si lo que hemos fomentado son departamentos u organizaciones paternalistas, es imposible que puedas pedir a los tuyos responsabilidad, iniciativa, proactividad y capacidad de dar soluciones cuando surgen problemas en el día a día. ¡En casa también ocurre…! Si creamos niños dependientes, no le pidas después ese punto de responsabilidad mínimo que deberían de tener. Y es que si trabajamos desde ese paternalismo, te nacerán esos trabajadores que se dejan ir y que tienden a tener esos comportamientos manipuladores a la vez que tóxicos tan habituales, que lo único que hacen es quitarte la energía para poder seguir adelante.
Imprescindible es crear y potenciar esa inteligencia emocional y esas habilidades sociales, que todos llevan dentro para hacer equipo en tiempos donde no vienen tan bien dadas. Todos conocemos ese personal tóxico al cual y esta es otra cosa que empeora la dinámica, les solemos poner etiquetas hasta el punto que después te encuentras con personas que se creen su propia etiqueta, sin que le den posibilidad a poder cambiar… Comparto un artículo de Rodolfo de Juana publicado en Muypymes y titulado 10 personas tóxicas que puedes encontrar en tu empresa (humor).
«Casi todas las empresas, no importa lo grandes o pequeñas que sean, cuentan entre su plantilla con personas un tanto “incómodas” para sus compañeros, ya sea por su forma de trabajar, por sus opiniones, por las críticas gratuitas que vierten sobre los demás, etc.
Son personas que más que sumar para lograr un objetivo común, restan y pueden ser tanto nuestros superiores como compañeros o personas que “dependen” de nosotros. En un tono humorístico, la publicación “Startup Professionals Musings” nos “ayudan” identificar a estas personas tomando como partida lo que considera que son sus frases más típicas.
“Sabía que esto iba a pasar”
Este sabelotodo siempre tiene una respuesta para cualquier cosa. Y no sólo eso, sino que está orgulloso de hacértelo saber. Evidentemente siempre te lo dice cuando la circunstancia ya se ha producido, por lo cual su capacidad de anticipación tiende más bien a cero.
“No te vas a creer lo que he conseguido”
Para el bocachancla, la palabra “discreción” no tiene significado alguno. Sus conversaciones al teléfono, sus reuniones, lo que ha desayunado esa mañana o lo bien que le ha ido esa nueva dieta, son de dominio público. Quiere hacerse notar por todos y lo consigue, aunque en muchas ocasiones los motivos no sean los mejores.
“Estoy tan enfadado que podría gritar”
Las personas que no son capaces de controlar su temperamento, y que chillan a sus empleados o a sus compañeros a la primera de cambio, no hacen ningún bien a los demás. Es más, perjudican seriamente el ambiente laboral y desde luego, no mejoran el rendimiento de la persona a la que están chillando.
“Saben aquel que diu…”
Todas las oficinas del mundo tienen a su propio bromista, ese chistoso que consigue que nuestra jornada laboral sea un poco más amena. El problema deriva de esas otras personas que intentan suplantar al bromista. Personas que creyéndose graciosos, no solamente no lo son, sino que además, pueden resultar ofensivos para muchas otras personas. Suelen ser personas inseguras y que normalmente se “ceban” con los que consideran que son los más débiles del grupo.
“Estoy tan ocupado…No tengo tiempo”
El quejica de la oficina siempre se lamenta de que tiene mucho más trabajo que los demás. Como no sabe (o quiere) organizarse bien, vive en un caos constante del que le cuesta salir. Se queja de que pasa muchas más horas en la oficina que los demás, se queja de todas las llamadas que tiene que hacer o informes que redactar, pero lo peor de todo es que lo hace pesar. De esta guisa, nunca está dispuesto a ayudar a los demás.
“No tengo vida”
Es la evolución natural del quejica. No sólo les afecta todo lo que ocurre dentro del trabajo, sino también todo lo que pasa fuera de él. Siempre parecen tener problemas con su pareja (y nos lo hacen saber), no se hablan con su familia (y nos lo hacen saber), son odiados por sus amigos (lo cual tiene sentido) y en general viven en una amargura continua que puede acabar contagiando al resto de la oficina.
“¡Estoy tan preocupado por el proyecto!”
Siempre se ponen en lo peor. Cualquier pequeña incidencia es percibida como gravísima y como consecuencia, consiguen estresar al resto de los miembros de su equipo de trabajo. Revisan una y otra vez el trabajo de los demás, pero se preocupan poco por la calidad del suyo propio.
“Necesito robarte un poco de tu tiempo”
En general, todos estamos dispuestos a ayudar a un compañero que nos pide ayuda o que necesita hacernos una consulta. El problema es que hay determinadas personas que necesitan ayuda 24 horas al día, los cinco días de la semana laboral. Interrumpen constantemente el trabajo de los demás, adoran las reuniones y en general, convierten en asuntos de vida o muerte las cosas más triviales.
“Estoy rodeado por idiotas e incompetentes”
El ego de estas personas es monstruoso. Se creen tan por encima de los demás que no son capaces de aceptar ninguna crítica, ningún consejo. Por otro lado, miran por encima del hombro a sus compañeros y desprecian su trabajo. Es una de las personalidades más tóxicas que podemos encontrar y deberíamos huir de ellos como de la peste.
“No es justo”
El mundo es un lugar hostil, cruel y desalmado. La vida no es justa y todos lo sabemos. Sin embargo, no nos pasamos todo el día quejándonos, sino que nos acostumbramos y lo llevamos lo mejor que podemos. Pero la persona “No es justo” y la persona “¿Por qué a mí?” no acaban de entenderlo y piensan que existe una especie de complot conspirativo internacional que actúa en su contra.
Está claro que cuando alguien quiere algo con ganas, todos reman y luchan por ello sin temor a nada y sacando todo lo que llevan dentro, mostrando la excelencia de lo que es un equipo…¿Qué os parece el vídeo de la semana?
¡Os deseo un feliz día! ¡y nos vemos en facebook, Twitter o en Linkedin…!!!
Comentarios 1
Efectivamente muchas veces creemos que estamos en un equipo y es triste comprobar que, después de una ligera reflexión no es ni por lejos el caso. Muy bien descritos los perfiles «tóxicos», en toda organización los encontramos. Yo agregaría que para que todo vaya un poco más fluido, podemos mantenernos lejos de personas donde detectamos estos estilos («no tengo vida», «sabía que iba a pasar», etc), y no escuchar ni participar en los rumores. Gracias, Carles, por compartir!