¡No levantes la voz,…mejora tu argumento!, no lo digo yo, lo dijo Desmond Tutu y es que hace unos días hablaba con un amigo de lo bonito que es hablar desde lo que sientes cuando quieres transmitir algo con fuerza. ¡No hay color! ¡Hablar desde lo que sientes es hablar sin tapujos, sin intermediarios, sin periódicos que te digan el que!, y por supuesto no desde esas creencias que has interiorizado en la tele o desde el discurso de algún referente que puedas tener. Al final se trata de desnudarse y de decir lo que uno cree o piensa con todas las emociones inmersas y no confundirlo con hablar desde la emoción desbordada para defender un determinado argumento racional aprendido de los demás. ¡Es difícil, ya lo sé!. Sin duda transmites mucho más a los demás y te ven mucho más cerca cuando te equivocas o cuando tus incoherencias salen a la luz, y quizás esas vergüenzas que las tienes ocultadas surgen y entonces te das cuenta que no pasa nada.
Pero somos lo que somos y nos han formado de una manera que parece que no podemos decir cosas que no provengan desde el amor más profundo a las personas con las que hablas, porque hemos llegado a la falsa conclusión que cuando hablas con el discurso aprendido y «convincente», das esa impresión de triunfador y de tener las cosas claras, cuando si de lo que se trata es de que te escuchen, a lo mejor el único que está escuchando eres tú a ti mismo.
A nadie se le escapa que todo esto es el resultado de esa educación recibida que viene dada por el aparentar, por el querer ser más o por esa seguridad en sí mismo elevada a la enésima potencia que no permite el titubeo, el permitirse un espacio y tiempo para poder dudar. ¡No!! Las cosas claras y en cualquier tertulia que se precie has de mostrar esa posición de persona que sabe lo que quiere en todo momento. ¡Ay que me río!! Y es que no nos permitimos quitarnos la máscara, no sea que nos vean quienes somos.
En un mundo donde parece que las cosas son blancas o negras argumentadas siempre desde la razón, cuando quieres defender un gris solo cabe hacerlo desde la emoción, y al final no se trata de si tu argumento “ganará” o no, es simplemente la paz que si que ganarás en tu vida cuando dices lo que crees, lo que piensas o lo que sientes, verbos que utilizamos muy poco lastimosamente en nuestra vida asquerosamente racional.
Sin duda esa comunicación emocional de la que hablo ayudaría muy mucho a que los que tienes al lado para que puedan empatizar contigo, evitaríamos también muchos conflictos de nuestro día a día, porque se trata de ser auténticos que no perfectos, ¡¡¡y sí!!! Para ello a lo mejor tenemos que llorar, equivocarnos, pedir perdón o simplemente mostrar lo que sientes cuando hablas.
Yo estoy en ello, desde hace un tiempo, y sin duda los resultados son inmejorables. Ese llorar porque toca, porque lo sientes en aquel momento, ese «yo pensaba a pero ahora pienso b» y ese pedir perdón porque toca, así sin más, es de lo más terapéutico que he experimentado en los últimos tiempos. ¡Os animo a ello!
Os propongo un vídeo algo antiguo ya visto en este blog, de un personaje entrañable que me cautivó como hablaba y que me parece un ejemplo de comunicación emocional y que conquistaba sin duda al que tenía delante. ¡ya me hubiese gustado que fuese mi profe!
¡Os deseo un feliz día! ¡Nos vemos en facebook, Twitter o en Linkedin…!!! Y si queréis likear, retweetear y sharear, ¡no lo dudéis…! ¡yo agradecido!
Foto de Pixabay. www_slon_pics
Comentarios 4
Carpe diem Carlos! 😉 y ya de paso aprovecho para hacer mi pequeño homenaje a Robbin Williams que siempre pensé que tenia algo de todos los personajes que interpretaba
https://www.youtube.com/watch?v=izYOo4GU8-I
salut!!
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Gracias Igor! Gran Robbin Williams!
Qué bueno es hablar con los amigos! Carpe Diem: una de mis frases favoritas….desde que vi la película «El club de los poetas muertos», naturalmente también una de mis favoritas. Y la de Desmond Tutu es otra genialidad. Like!!
Author
Gracias Sergi!!! Si! Yo también soy fan del club!!!!