De vez en cuando en política te encuentras con una deseable extraña normalidad. Son rarezas agradables de escuchar que se hacen noticia, así sin más. Me acuerdo hace un tiempo, cuando un tal Alberto Rodríguez de IU, el de las rastas, agradecía su amistad a un diputado del PP que se jubilaba. ¡Salió en todos los diarios!.
Hace unos días, un tal Salvador Illa, filósofo él, hablaba de pros en lugar de contras, alabando a diputados de diferentes colores políticos en su lucha por la pandemia del covid. ¡Salió en todos los diarios!. Por no hablar de un tal Fernando Simón, el de la almendra, que tiene el don de la comunicación que se podría imitar para quien sea político, con sus aciertos y errores. ¡Este sale cada día en los diarios!
Estos ejemplos deberían salir en todos los másters de ciencias políticas habidos y por haber. Y es que me he pasado años dando cursos de comunicación en diferentes empresas, y no soy yo que podían ser otros incluso mejores que yo quien lo diga, pero observo en esa vieja normalidad una falta de verbo excelente, unos valores que acompañen cuando hablas para que seas creíble o unos argumentos convincentes sin atacar al contrario que alarman y mucho, y claro uno se pregunta ¿pero no se podría en este mundillo político aprender a comunicar con arte y que esa extraña normalidad pasase a ser una nueva normalidad sin más y cuanto antes? Bon dia tingueu!!!
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