En ocasiones lo comento en mis formacionesel hecho de que no nos han educado para tener esa iniciativa necesaria para superar esos pequeños problemas que surgen en la vida. Nos falta mucha proactividad y creatividad en nuestro día a día y tendemos a buscar soluciones ya conocidas por nosotros a los problemas, aún sabiendo que no son las ideales, pero preferimos eso que explorar nuevos caminos. Preferimos tropezarnos con una piedra y quedarnos adorándola en el suelo en lugar de levantarlos y seguir el camino. Para seguir ese camino, sin duda falta ese punto de creatividad. Y ocurre en nuestra vida personal y también en la profesional. Centrándonos en esta última, observo a menudo esa falta de imaginación a la hora de solucionar problemas o cuestiones nuevas que aparecen sobretodo en tiempos de cambio. Nos encontramos con esa falta de flexibilidad que nos permita tener un pensamiento más abierto, con esa ausencia de curiosidad por descubrir informaciones u opiniones nuevas o con esa carencia de compromiso para sumergirse en el problema y no abandonarlo hasta que no salgan diferentes soluciones para poder abordarlo.
Es cierto que tod@s tenemos unos determinados patrones de pensamiento y nos basamos en ellos para actuar, pero es que tampoco hacemos nada para cambiarlo cuando vemos que una, dos y tres veces tropezamos y volvemos a tropezar. El gran Edward de Bono hablaba de ese pensamiento lateral tan carente en nuestra sociedad que incluye ese tener ideas nuevas y que escapa de las ideas fijas más clásicas y que complementa al pensamiento más utilizado que es ese pensamiento lógico que solemos tener. En su buen libro Seis sombreros para pensar, identificaba esa disparidad de pensamientos que corren por la vida.
El método es muy sencillo, hay seis sombreros que nos ponemos en nuestro día a día. El problema es cuando siempre vas con el mismo. Imaginaros por un momento una reunión donde hay que buscar soluciones ante un problema existente… y…
-¿Os suenan esas personas que van con Sombrero blanco? Son esos que no se mojan ni en el agua. Son esos pensamientos neutrales que sólo dan información, datos objetivos, cifras o estadísticas. ¡Si, saben mucho…, del pasado!. “Así son las cosas y así se lo he informado”. ¡De estos hay mucho en las reuniones!
-¿Y los sombreros rojos? Son los pensamientos emocionales que vienen desde la intuición o sentimientos. No le pidas mucha objetividad al rojo, porque la emoción le domina. “Me siento con mucha rabia por lo que está pasando”. ¡Más vale que no se junten dos como estos porque la reunión se nos va!
-¿Y los sombreros negros? ¡Buff! Son los pensamientos negativos. Todo está mal y encima tienen “sus” argumentos para demostrarlo. Actúa desde la cautela para evitar cometer errores. “Creo que esto no saldrá bien”. ¡Cuidado, que este contamina porque su lema es “Un pesimista es un optimista bien informado”!.
-¿Y los sombreros amarillos? Es el pensamiento positivo por excelencia. Ante el problema busca el lado constructivo y optimista. Este hace que las cosas sucedan y se basa siempre en la esperanza. “Vamos a probarlo, porque no, no tenemos nada que perder”. ¡Al loro! Algunas veces te encuentras con “tontos motivados” y entonces tenemos un problema.
-¿Y los sombreros verdes? Estos son los creativos. Estos son necesarios cuando tenemos un problema, porque piensan en ideas y alternativas. Son un brainstorming constante. No se quedan con lo primero que se les ocurre. Exploran y vuelven a explorar. “Se me ocurren varias ideas para este proyecto”. ¡Tener ideas está muy bien pero después hay que ejecutarlas!… ¡recordarlo!.
-¿Y los sombreros azules? Estos son los metódicos y moderadores. Tienen un don de la organización muy desarrollado y son los que suelen repartir el balón al resto de compañeros para después hacer una síntesis de lo hablado y sacar conclusiones. “Después de esta reunión, hemos sacado varias conclusiones, la primera es…”. ¡Tod@s, iríamos mejor si pusiéramos un azul en nuestra vida!
Si nos fijamos bien, todos tienen su lado positivo y también su lado oscuro, y todos son imprescindibles en una reunión, porque hay momentos para todo. El problema sería cuando te encuentras reuniones donde todos están cortados por el mismo patrón. ¡Ay! y es que uno se encuentra con multitud de sombreros blancos, rojos y negros. Se trata de averiguar cuál es el sombrero que me predomina e intentar aprender a ponerme otros sombreros, cuando la ocasión lo necesita. sobre todo cuando tienes un problema al que hay dar soluciones.
¡Y tú! ¿Qué sombrero te domina ante los problemas de tu día a día?
¡Y es que se trata de incentivar esa creatividad desde buen principio a los niñ@s! Comparto este corto con vosotr@s en el vídeo de esta semana…
¡Os deseo un feliz día! ¡Nos vemos en facebook, Twitter o en Linkedin…!!! Y si queréis likear, retweetear y sharear, ¡no lo dudéis…! ¡yo agradecido!