Vivimos tiempos de cambios. El sistema está cambiando en general desde todos los puntos de vista, y la gente se obliga a cambiar también su manera de ver las cosas. Seguro que si nos hubiésemos dado cuenta antes, el cambio no hubiese sido tan traumático. Es lo que tiene, cuando dejas que la vida decida por ti, en lugar de coger las riendas de tu vida en particular o por que no, coger las riendas aunque seas un “granito de arena” para conseguir que las cosas cambien en este mundo. Por poner un ejemplo, cada vez más surgen nuevas opciones políticas, que hace un tiempo no se le hubiese ocurrido a nadie que existirían.
Son partidos que surgen del hartazgo en lugar del conformismo. Son partidos que son apoyados por mucha gente a la que los prejuicios sociales, en muchas ocasiones les ha prohibido hacer lo que querían hacer. Parece que ha llegado el momento, y también parece que lo hacen bien y que van por el buen camino para cambiar “cosas” en la sociedad. Son personas que sorprenderían a muchos de esos que han tenido prejuicios sobre ellos.
¡Podríamos aprender, y mucho…! Comparto un articulo de la amiga y experta en comunicación, Eva Cantavella publicado en su blog Reuniones eficaces y que titula Lo que el 15M puede enseñar a tus reuniones, en el que hace paralelismos con el mundo de las organizaciones, por ejemplo a la hora de hacer una reunión, y en el que se podría aprender mucho.
«Hasta este año no me tentaba dar clases en la universidad. Aclaro que para el personal de administración, gestión e investigación he impartidos ya muchos cursos y he disfrutado con ellos. Pero eso de los estudiantes…
En la Pompeu Fabra, me propusieron trabajar con un grupo reducido, la mayoría representantes de estudiantes en diversas Asambleas y Asociaciones.
Y aquí empezó la sorpresa:
-Sorpresa en cuanto a su alto nivel
-Sorpresa en cuanto a su motivación por aprender cosas del mundo “real”, de las organizaciones con las que yo colaboraba, para aplicar a su mundo
-Y aquí viene la mayor: sorpresa al ver la posibilidad de un trasvase en la otra dirección, es decir: aplicar a las reuniones de la empresa algunas herramientas o gestos del mundo estudiantil y también por qué no, del asambleario.
Algunos seguidores seguro que acaban de abandonar este post y anular la suscripción a mi blog….
Me centraré en particular en 5 “gestos” concretos:
-El hábito de pedir la palabra antes de empezar a hablar en una reunión.
Me contestaréis que vosotros sieeeempre pedís la palabra… No nos engañemos, salvo honrosas excepciones, en el momento en que levantamos la mano en una reunión (si lo hacemos…) automáticamente ya empezamos a “aportar” y digo aportar por no decir interrumpir, repetir…etc.
Los estudiantes, antes de entrar en cualquiera de los debates que durante el taller se plantearon, miraban al moderador señalando con la mano su voluntad de intervenir y esperaban que éste les concediera la palabra mientras continuaban escuchando con atención a quien intervenía.
Lo lanzo, como indirecta bien directa…
-Durante el 15M, cuando una comisión determinada se reunía y algunos participantes estaban de acuerdo con lo que decía quien tenía la palabra en ese momento, levantaban los brazos agitando las manos.
Para los más monárquicos, el saludo típico de la antigua reina, pero con las dos manos a la vez. Y para los que solo podéis ir al cine para ver dibujos animados: el gesto corresponde al que hacéis mientras cantáis “5 lobitos”… también con ambas manos. Para los demás, el aplauso en el lenguaje de signos.
Con este gesto demostraban la adhesión a una idea sin interrumpir al que hablaba. Ello servía para medir el grado de conformidad, o no, con lo que se estaba planteando. Vamos, un feedback en toda regla.
-En relación a este último colectivo, un gesto me pareció muy sorprendente y no sería mala idea estudiar cómo lo incorporamos al “mundo serio” (léase con sorna) de las organizaciones. Mover en círculo los brazos paralelos al pecho, servía para indicarle al que tenía la palabra que lo que estaba diciendo era reiterativo, ya había quedado decidido o ya estaba suficientemente claro. Quien estaba hablando se daba por aludido y con toda naturalidad, abandonaba la palabra sin insistir.
-Ahí va otro : ¿cuántas veces nos hemos quedado con las ganas de comentar: “No lo veo, pero no bloqueo”?. Esta posición se expresaba moviendo la palma de la mano por delante de la cara.
-Las palmas de la mano abiertas una frente a la otra alejadas y que se acercan es la manera de pedir al que habla que se centre en el tema y que no se vaya por las ramas ni divague…
¿En algunos equipos de trabajo en los que se presume el ambiente constructivo, podrían acordarse estos gestos o incluso inventarse otros para facilitar el curso de las reuniones? Ahí lo dejo…»
Comparto con vosotr@s un vídeo donde se muestran esas reuniones curiosas…